“Ya sé, ya temo, ya también espero”
Una mañana,
y otra vez,
y también una tarde,
el gorrión avanzó por las baldosas
de la galería
y miraba hacia adentro.
Al más leve movimiento
de este lado de los vidrios
se volaba.
Después, como recién despierta, lo asocié
con la insistencia
de las hormigas que saco de mi cuarto con la escoba,
y las telas de araña.
Con paciencia una mañana,
y otra vez con plumero y escoba
y también una tarde
que no se decide a la sombra
voy y vengo, me extravío.
Todo está preparado, o indeciso.
(Inédito)