El miedo de morir
es un temor de raíces débiles:
desde ellas
nada crece, o florece, o fructifica.
En nada se funda
porque la ¨ muerte ¨
es sólo una palabra
que inventamos
para nombrar lo que no existe.
En nosotros, en todo,
sólo la vida
manifiesta el poder
de su presencia.
Alguna vez, en otro tiempo,
siempre aquí mismo,
fuimos el viento de la tarde,
el agua entre las piedras,
el enjambre en el árbol.
Y en otra vez, en otro tiempo,
siempre aquí mismo,
esta sangre, estos ojos,
volverán a ser pétalos,
o plumaje, o pelambre,
para testimoniar
la eternidad de la vida.