Cuando el sentido que la vela trae
se hace espuma en la cornisa,
es la enredadera la que cuenta
con este palpitar de fondo.
Algo duele de la carne,
pero ya se del consuelo a la tristeza:
la lágrima cura del encierro
y entrega lo que no se sabe
al ondonear del aire.
Todo está sacado de lugar en mis ojos.