1. No recuerdo si es una ocurrencia que está en Respiración artificial, enCrítica y Ficción o la dijo Piglia en alguna entrevista. Pero la cuestión es que, ya lo dijo Borges, todo se puede leer como literatura. Incluso, ahí voy con la ocurrencia, es posible leer El discurso del método de Descartes como una novela de aventuras, solo que los protagonistas son ideas.
Lo que nos lleva directamente a la lectura de los diarios de viaje como una de las posibilidades de la autobiografía y, sobre todo, de la fabulación. Porque, ya lo sabemos, los escritores son expertos viajeros. Pero que utilizan el teclado y la página en blanco como trampolín de despegue. La cuestión sería ver si todo lo que ocurre en estos diarios es cierto o no. Pero, la verdad, no importa demasiado. Uno, como lector, abre un libro, se ajusta el cinturón y espera pasarla bien hasta la recta final, que es cuando el libro se cierra.
Algo de eso, pasarla bien en la lectura, ocurre con Diario de Viaje, Bolivia-Perú-Ecuador, de Fernando Callero que acaba de salir por la reluciente Erizo Editora.
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2. Son dos cuadernos. El primero cuenta el viaje por Bolivia en el 2011. Y el segundo relata la travesía Perú-Ecuador en el 2012.
Dice el autor en el prólogo:
Tuve cierta preocupación por apuntar datos específicos de los que otros viajeros podrán sacar provecho, en su mayoría referidos a precios, rutas, alojamientos, y otros datos puntuales que no aparecen falseados por la imaginación o el fantasma que se cuela todo el tiempo en la traducción de las experiencias al lenguaje.
En primera instancia tenemos una guía.
Y luego explica:
El viaje también es cine, se mueve hacia adelante y solo cuenta con algunos signos que detalla el guión, los mapas, las palabras que uno va escuchando en marcha y hacen las veces de enrevesado andarivel circular.
La escritura del viaje también implica un montaje a partir de las condiciones de escritura en las cuales se llevó a cabo.
Este diario fue escrito in situ, con el filtro delgado de la memoria a corto plazo.
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3. La escritura de Callero es relajada. Por supuesto, está de vacaciones y es lo que cuenta. Sin embargo, logra transmitir una levedad atractiva, dan ganas de ver cómo se resuelven las peripecias, que las hay, y a veces inesperadas.
Y también, en algún punto, es una escritura cauta. Ya que es la primera vez que el autor recorre estos lugares y, de alguna manera, cuando nosotros, los lectores, pasemos a ser protagonistas de esta clase de viajes tendremos presentes todo lo que este diario nos cuenta.
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4. Me es inevitable mencionar a Misoginia Latina de Joaquín Linne, editado por Funesiana. Otro diario de viaje por países de Latinoamérica que funcionaría como la contracara de este libro de Fernando Callero. Y que tiene su costado mas corrosivo, desmitificador y, sí, violento. Actuaría como otra guía que hay que tener presente y que, por supuesto, causa placer al leerlo.
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5. Fernando Callero (Concordia, Entre Ríos, 1971), digámoslo, es uno de los grandes poetas de este país y que está al frente de una reconocida editorial de Interior: Diatriba Ediciones.
Con una gran obra poética, narrativa y periodística (también es Licenciado en Letras), sin dejar de lado lo musical (es una estrella del under en Santó Tomé en Santa Fe, que es donde reside), ha trazado un camino propio que puede verse, con todos sus intereses y, sobre todo, una especial manera de mirar, plasmado en esta obra.
Tomado de: http://blog.eternacadencia.com.ar/