DIFICULTADES Y ASPIRACIONES DE SELLOS EDITORIALES INDEPENDIENTES

 

Por Julián Stoppello

Informa: "El Diario" de Paraná

A veces con planes de venta anticipada, otras compartiendo gastos con el autor, algunas hasta solventando la edición completa de una obra, los sellos locales, en su mayoría, apelan a la imaginación y a una fuerte sociedad con el artista para sacar adelante un libro. Otra variante para los escritores es abonar la tirada completa a una de las empresas de Buenos Aires que se dedican a las ediciones de autor.

“Usted se ha comunicado con Editorial Dunken”, dice la voz grabada de recepción, “por información para publicar un libro marque uno, por corrección y diseño marque dos, por ventas marque tres, o aguarde y será atendido”, completa. La habitual música de espera en línea en este caso es reemplazada por una publicidad que alienta “haga un libro, no un blog”. 
La propuesta es peligrosa aunque no arriesgada: Dunken cobra un buen dinero por producir ediciones de autor y de hecho tiene muchísimos clientes en todo el país, incluso en Entre Ríos. 
Lo que implicaría un empujón hacía el colapso de las imprentas del mundo sería que todo aquel que inaugura un blog resolviera al fin hacer caso al aviso. 
“Como los escribas continuarán, los pocos lectores que en el mundo había van a cambiar de oficio y se pondrán también de escribas”, imaginaba Julio Cortazar en Fin del mundo del fin y suponía un escenario aterrador: .., “los libros rebasan las ciudades y entran en los campos, van aplastando los trigales y los campos de girasol, apenas si la dirección de vialidad consigue que las rutas queden despejadas entre dos altísimas paredes de libros. A veces una pared cede y hay espantosas catástrofes automovilísticas. Los escribas trabajan sin tregua porque la humanidad respeta las vocaciones, y los impresores llegan ya a orillas del mar”.
El panorama editorial, claro está, aún no amenaza la libre circulación en rutas ni acorrala los mares, por el contrario, si bien se publica a gran escala y a diferencia de otros tiempos en la actualidad la brecha para alcanzar el formato libro puede ser más breve y menos intrincada, aún con las facilidades que ofrecen editoriales como Dunken o De los Cuatro Vientos, los costos para acceder a la obra impresa dejan en el camino a muchos aspirantes. Por citar un ejemplo, en el país, de 2006 a esta parte, el papel aumentó en el orden del 70 %.

DIFERENCIAS. Dunken y De los Cuatro Vientos, dos empresas de Buenos Aires, funcionan de la misma manera: el autor informa sobre las características físicas del libro que pretende y la cantidad de ejemplares a publicar. 
A cambio le diseñan un presupuesto, con el gancho adicional de que la obra figurará en el catálogo que ambas empresas publican semanalmente en medios de Buenos Aires. Por otra parte, ofrecen la distribución en distintas provincias, lo que no siempre implica la segura exhibición del material. 
A simple vista, los servicios que presentan los sellos independientes que funcionan en Paraná no distan demasiado al de las empresas porteñas que se dedican a publicar ediciones de autor. La diferencia está en el enfoque, la sociedad entre las partes y, sobre todo, en la finalidad. 
Los cuatro emprendimientos locales, salvo excepciones, eligen con quién trabajar y priorizan que el material sea publicado, aún a riesgo de perder trabajo y dinero. 
La apuesta no aspira a lograr excedentes, más bien a salvar los costos, pero sobre todo a conseguir que el trabajo de los artistas paranaenses o entrerrianos gane visibilidad. 
Por otra parte, en estos casos, el autor no compra los servicios del editor, sino que ambos encarnan una sociedad en la que se barajan distintas formas de afrontar los gastos. 

DIFICULTADES. Mientras aspira a montar su propia imprenta, Ediciones del Clé ya está desarrollando la Distribuidora Editorial Todo Entre Ríos para optimizar el servicio de difusión y exhibición de sus autores. 
De esta manera, Ricardo Maldonado, mentor y responsable de la editorial independiente más antigua de Paraná, busca superar una de las principales dificultades de los libros con firmas de escritores locales: que el material circule con fluidez y trascienda las fronteras de la ciudad e incluso de la provincia. 
Esto, explica Maldonado, no garantiza mayores ventas, aunque sí acrecienta las posibilidades del libro. “Como responsable editor no puedo garantizar el éxito, el libro se tiene que sostener sólo, lo que hay que brindarle es oportunidades para que la gente sepa que existe”, dice y explica el método de su distribuidora: “Es un sistema de venta directa, de ir al público, de reunirse en diferentes ciudades a promocionar los libros”. 

“LAS EMPRESAS TIENEN QUE AYUDAR”. Desde 2003 Tráfico de Arte trabaja en impulsar la obra de escritores y músicos entrerrianos. Fortunato Galizzi, encargado del sello, confiesa que en general se asocia con “gente que conozco, que hay cierta cercanía” y explica que “acá no existe un mecenas, uno como editor puede llegar a simplificar algunos pasos, pero el autor se pone el proyecto al hombro y yo colaboro en todo lo que puedo”. 
Galizzi advierte que uno de los límites para la producción artística local está en el contexto: “Hay gente muy valiosa trabajando y por ahí no hay público para todo”. 
El otro escollo, señala, es la falta de apoyo por parte del empresariado local. “Más allá de los entidades de la cultura, estaría bueno y se tendrían que propiciar que las empresas de la provincia ayuden a proyectos independientes”. 

EN EL COMIENZO. El sello editorial de la Fundación La Hendija no tiene un año de vida y ya lanzó dos libros con muy buena recepción: uno de investigación y otro de poesías. 
“Es parte del proyecto de La Hendija, de encontrar escenarios donde los grupos y artistas independiente puedan sacar adelante su producción y mostrarla a sus semejantes”, sostiene Armando Salzman. 
No hay una sola forma de encarar los proyectos, por el contrario Salzman plantea que “tratamos cada caso de acuerdo a las posibilidades del autor y la nuestra, vemos la forma de sacarlos adelante, ahora estamos haciendo una pre venta de una novela y en el caso del libro de poesía, compartimos los gastos con la autora”. 
De todos modos, según Salzman, “privilegiamos los lazos de intensidad y contagio con autores e entidades locales”, con el propósito también de “demostrar que por una vía no comercial se puede generar un producto exitoso, desde el punto de vista de sacarlo adelante”. 
El plan de La Hendija va más allá de afianzar el sello, el desafío es desarrollar un taller gráfico para impulsar las ediciones propias y tejer una red de distribución cada vez más amplia.
Hace poco, en Paraná, el destacado escritor entrerriano Orlando Van Bredam, ganador del premio Emecé, recordaba sus inicios, los esfuerzos para publicar y los tímidos recorridos por las librerías para ver si alguien había resuelto llevarse uno de sus ejemplares escondidos en algún estante alejado. 
Los autores que comienzan saben de lo que habla Van Bredam, pero al menos ahora tienen quienes escuchen sus propuestas, lean sus textos y se asocien en la aventura de publicar.

“Hay que remarla”

Javier Bendersky y Paola Calabretta ya publicaron 15 títulos con Ediciones de la Intemperie. El inicio fue hace poco más de tres años y el impulso “la pasión nuestra por los libros”, definen. 
“Fue surgiendo la idea, queríamos que circulen algunas cosas, a partir de la producción que había en la ciudad, que sea también un estímulo para que los escritores se animen”, señala Bendersky. 
Los gastos se afrontan de distintas maneras, “por lo general tratamos de que sea compartido el costo de los materiales, también ha habido libros que pagaron autores y otros nosotros por completo, de todas formas lo más común es salir empatados”. En rigor, los últimos tres libros, todos de poesía, fueron solventados en forma exclusiva por el sello. 
“Ahora estamos tratando de llegar a Rosario y Buenos Aires con los libros”, se entusiasma Bendersky y agrega que “el mercado en Paraná es bastante restringido, hay un gran impulso cuando el libro sale y después hay que remarla mucho para que se siga moviendo”.