De tierra adentro. Una cosecha de cien poemas de escritores argentinos sobre el campo
Por Daniel Gigena
Con textos de autores consagrados y noveles, e incluso hasta ahora inéditos, se lanzó una antología federal sobre uno de los espacios más significativos de la literatura local.
En 2020 fueron cien poemas sobre el río; en 2021, sobre las flores. Y este año la cosecha poética se vuelca sobre el campo.
“El campo puede florecer como tierra reconocida, vivida en lo cotidiano; también como espacio que se recuerda a través de alguna fotografía o de los relatos de las familias que en algunos casos siguen despertándose con la salida del sol en el horizonte; como refugio o escape, por contraposición con las ciudades. El verde ganándole al gris, mutando a distintas tonalidades ocres, siendo alimento o refugio de animales que siguen allí más allá de la mirada o de las acciones del ser humano”, escribe Ferny Kosiak en la introducción de Campo. 100 poemas sobre la tierra. 100 autores argentinos (Camalote).
El volumen reúne poemas inéditos y ya publicados de escritores de todo el país, de Catamarca a Tierra del Fuego y de Chaco a Buenos Aires, y de distintas generaciones. Como paisaje o lugar de trabajo, zona de tránsito o escenario de conflicto, imagen y vivencia, el campo es un espacio concreto y a la vez simbólico en el panorama de la literatura nacional.
Participan de Campo autores reconocidos como Diana Bellessi, Carlos Battilana e Inés Legarreta (que este año ganó el tercer premio de la primera edición del concurso de poesía en homenaje a Inés Manzano) y millennials, como la formoseña Agustina Aramí Ayala y los gualeguaychenses Siro Badaracco y María Inés Chesini. La convocatoria, que el escritor y editor entrerriano Ferny Kosiak hizo por redes sociales, cerró el 31 de mayo. Se recibieron 186 poemas y, luego de la selección e impresión, el libro ya está disponible en librerías virtuales: Salvaje Federal, la paranaense Jacarandá (@jacaranda.libreria), Almendra (de la ciudad de Buenos Aires, @almendra.libros) y en el colectivo La Glauce de Río Cuarto, que rinde homenaje a Glauce Baldovin.
Créase o no, la compilación no cotiza al dólar blue, bolsa o turista: cuesta apenas mil pesos. “El espíritu del proyecto viene de las ganas de generar poesía y literatura accesible para todos -dice Kosiak a LA NACION-. Nuestro catálogo se compone principalmente de fanzines de autores regionales, poemarios de 500 pesos, y desde 2020 comenzamos con las antologías temáticas y nacionales, que son libros bellísimos tanto en su contenido como en su estética y calidad y que podrían estar mucho más caros por una cuestión de costos, pero nos interesa llegar a lectores y que sean las librerías las que ganen”.
Para el editor, se trata de una iniciativa federal, con diversidad de voces y estéticas, abierto a poetas consagrados y noveles. “Siempre aparecerá alguien que publica por primera vez y eso es hermoso porque lo que importa es el texto -agrega-. La curaduría empieza desde que se hace la convocatoria; luego se diseña, se manda a imprimir a Buenos Aires, que para los que somos del interior es más barato, y una vez publicado se envían los ejemplares a los autores”.
Sin revelar cuáles son, Kosiak anticipa que tiene en mente las temáticas de futuras antologías. “Quiero cumplir con mi deseo de publicar a poetas de todas las provincias y también estoy evaluando la posibilidad de lanzar una convocatoria de cuentos, aunque una antología de este género implica otra lógica que hay que considerar bien”. Las presentaciones de Campo -”alumbrando la promesa de la cosecha”, como se lee en el poema de Cynthia Rodríguez- se harán a partir de la llegada de la primavera.
Cinco poemas de tierra adentro
Árboles secos
Al secarse, los árboles ayudan a conservar
la vida de las selvas. El tiempo se deposita
en la materia vegetal y la descomposición
es su caricia lenta. El viento labra
caprichosas figuras en las rocas desérticas.
Cada muerte deja sobre ellas un dibujo diferente.
Una letra única que el azar regala
y las piedras aceptan.
De Claudia Masin (Resistencia, 1972)
***
Abro la puerta para que el aire de campo
se vaya
y quede la sensación
de haber sido respirado
pasto/ tierra/ sol
un alambrado maltrecho
los cardos violetas/ qué luz contra los eucaliptos
esta mañana.
De Inés Legarreta (Chivilcoy, 1951)
***
Tierra adentro
Pisan las últimas claridades del día. Oyen sonidos, pero no fuertes. Sonidos lejanos que les recuerdan colores y, sin saber cómo, las oscuras profundidades del océano. En ese ajetreo pasan los días de la estación, venerando algo misterioso que no está en el desierto sino, aun sin conocerlo, en el medio del mar.
De Carlos Battilana (Paso de los Libres, 1964)
***
Dos perros haciéndose un nudo, entre sí, se mordían la grupa. Eso
veíamos de lejos.
Mis chicos se iban a la soja a rescatar chanchos que se
escapaban de los chiqueros, se iban a la soja a jugar a la
escondida entre el glifosato, se iban a la soja a cabalgar, se
iban a la soja para arrear perros, se iban a la soja a espiar
liebres durante el día y eran re felices.
Ellos decían -vamos a la soja-, como si la soja fuera un territorio.
Un mar sereno y turquesa en el que se navegaba
con la certeza de la amplitud del horizonte propio.
Eso
De Lila Siegrist (Rosario, 1976)
***
Los hongos
crecen sobre el moho
de los árboles.
Arranco sus cabezas,
y escupo
sin tragar.
Tengo aliento
a humedad,
a subsuelo,
a escondite.
Aplasto los pétalos
de las amapolas,
me pinto la cara
con su jugo.
Lamo el polvillo
de las mariposas,
abro el caparazón
de los escarabajos.
La fuerza de lo débil
me posee.
De Natalia Litvinova (Gómel, 1989)
Tomado de: La Nación