Poetas entrerrianas en Poesía Emergente
Poesía Emergente
"Poesía emergente" es un espacio que tiene como propósito dar visibilidad a poetas de nuestro país —independientemente de su edad: jóvenes, adultos y adultos mayores— que, si bien desarrollan su trabajo por fuera de los circuitos editoriales principales, honran el oficio de la escritura con una valiosa obra poética que merece ser difundida y compartida.
Algunos de estos autores y autoras, distinguidos con premios en sus localidades, han publicado sus obras mediante ediciones independientes, en blogs de poesía y participan de talleres literarios, bibliotecas populares, etc.
Son muchas las palabras que deambulan por los márgenes del mercado editorial, y son estas palabras las que la BCN desea difundir siguiendo su política de inclusión, de carácter federal y democrático. Cuando estas palabras las escuchamos en la voz del propio autor o autora, con la cadencia genuina de su lugar, las imágenes poéticas se enriquecen.
El espacio es el producto del recorrido de la Biblioteca Federal del Bibliomóvil que en cada localidad y provincia que visita, reúne las obras de autores y poetas que se acercan personalmente a donar sus publicaciones y compartir la experiencia dentro de la vida cultural y literaria de sus localidades.
Finalmente, la selección de los textos que poblarán el espacio está a cargo del propio equipo que gestiona la Biblioteca Federal del Bibliomóvil, integrado por poetas, bibliotecarios y mediadores de lectura.
A continuación presentamos algunos de los poemas de las escritoras entrerrianas presentes en la Biblioteca Federal.
De Cecilia Figueredo (Concordia).
JLB
Y así,
rendido ante la inmunda
hermosura de tu letra
iré siempre siendo
palabra muerta,
recóndita, invisible,
solo un grito yerto,
una mueca infeliz,
un salmo paria
Hablo de tiempo,
de vano recorrido,
de injusta patria
Y sumo y resumo todo verso,
toda sumisa metáfora,
toda tosca construcción grotesca,
todo sol que aluna
Me rindo de rendires huecos,
de insulsa oración finita;
me guardo la canción,
la fiel patraña, el brusco intento,
la rota poesía que inscribe
el iluso sonar de mi palabra.
Flor
El llanto es la palabra del corazón.
Solo nos queda recoger la flor
que hay para nosotros
en este mar de espanto.
Es que ella no busca la fácil ojeada,
la cómplice mueca,
la rara pasión de ser entendida:
mi palabra corroe el margen,
imagina cadáver, letra, bomba,
panes, paz, rotura
y luego flor
De Laura Sánchez (Paraná).
Tripas corazón
Este amor me tiene atormentada
atornillada a una idea tornasol y torcida
y aunque me contorsione amándote
y pensando en tu contorno en tu trazo aterciopelado y tremendo
no hallo consuelo ni corte de mambo
torpe he sido, torpísima, al haberme atorado comiéndote cruda en carne viva
tramo en entre sueños tratando de atravesar la trampa
trato de no seguir tropezando más con el mismo trapo tibio con el mismo vestido
trabajo en otras atrincheradas tretas
pero el tormento no transcurre tranquilo
viene sin tregua a tragarme hasta las tripas
tirana tormenta,
tacaña y atrevida
el tiempo es trunco en este trompo
te lo pido,
no quiero más tratos, ni filtros
no quiero más trucos, ni tristes ternuras
quiero que me tires a la basura.
De Fernanda Álvarez (Paraná).
Será
Será por eso
este resplandor en mi jardín?
Un sueño luminiscente que detiene
su polvo estrellado
en las noches de novilunio?
Ya huelo los perfumes que irradian
esos cuerpos verduzcos tejiendo en la tierra.
Sé de los elementos intrínsecos
arribando por sus túneles oscuros
hasta la apariencia inmóvil de la brisa…
Pero será por eso
esta luna ausente en mi jardín
algunas noches del verano?
Menos la luz
Todo es en su mitad perfecta esta noche,
menos la luz.
Cada cosa embelesada por el aire cálido
en su estado de constancia y evolución
menos la luz.
Los volúmenes negros en fuga,
los ángulos rectos adulterados por el viento,
la lengua profunda de la calle y su aliento muerto.
Arriba, abajo, un bullicio de palabras desarticuladas
rompiendo la monotonía del azul,
menos la luz.
La atmósfera, los viejos lados de un viejo edificio,
viejo de sostenerse a sí mismo.
La jornada vacía, las horas detenidas,
el pulso menguante en el cuerpo…
Todo en su mitad perfecta,
menos la luz
que fulgura redonda en el paño claroscuro del cielo
como una primicia que vuelve cada noche
a sacudirnos de la amnesia.
De Natalia Damadian (Paraná).
Sombra
Decime, ¿cuál es tu sombra?
Salís a gritarle a la luna
en las noches de invierno
espantando a los pájaros oscuros
o te colás en la iglesia los domingos
a pellizcarles los talones a las viejas
o atendés un kiosquito
y les borrás la fecha de vencimiento a los paquetes de galletitas.
Porque sos tan hermoso, pero es sabido
todos tenemos nuestra sombra.
Vos te reís, pero me ha pasado cada cosa.
Por eso ahora pregunto
Y no sé,
capaz una sombra chiquita está bien que se haga amiga de la mía
serían como nuestras mascotas
las cuidaríamos, les daríamos de comer
y las sacaríamos a dar largas caminatas por la costanera.
Y capaz ellas puedan rescatarnos un día,
como esos San Bernardo que llevan whisky en un barrilito,
de morir congelados
en una nieve perfecta.
Final del día
Abandonar el día con la certeza de lo inconcluso
Atrapar el instante en el que arriba la noche
tensa calma habitada por fantasmas viejos,
suspensión del tiempo.
Es el horario de los abrazos invisibles;
la antesala de los sueños
El camino en el que la mente ingresa temblorosa y simple
como un pajarito que busca guardarse.
(El tiempo no se va: es una partícula que flota en el silencio)
De Andrea Baquela (Concordia).
Canto
Canto
para mi misma
los ojos cerrados
bajo el sol
y envuelta
en el perfume
de los azahares
no sé qué hora es
y no sé quién
barrerá las hojas
ni siquiera
conozco mi nombre
aquí entre la hierba.
Fuente: Biblioteca Emergente.