Testimonios por el fallecimiento de Eise Osman

 

Por Tuky Carboni, enviado por Eugenia Faué.

   Hubo una vez un “Beduino Errante” que arribó a “La esquina del tiempo” para “Aprender desaprendiendo” todos los cuentos de las mil y una noches y transmutarlos en bellos “Poemas”. Supo andar los caminos del agua del conocimiento para acompañar y mitigar los dolores de sus hermanos isleros, heridos por el colmillo de la ya ra ra; destrabar anzuelos enquistados en la carne viva; ayudar a parir a las  mujeres de los nutrieros y los pescadores que viven entre los pajonales bravos y los camalotales; pelear con las autoridades de la patria lejana para que le entregaran los antídotos del tétano y la desnutrición; aprender a resucitar niños ahogados por las arenas movedizas o el hambre endémico… Y un día se hizo sabio; sabio en verdades, como para despertarnos  a todos con sus resplandecientes “Aforismos” que nadie podrá leer sin transformase.

   Hasta siempre, médico, poeta, amigo entrañable, honra de la palabra Hombre.

                                                                     Tuky Carboni


Por Roberto Romani para Análisis Digital

La muerte de Eise

El miércoles 15 de enero murió a los 93 años, Eise Osman, médico, ensayista, poeta y filósofo; dejando entre nosotros una sensación de profunda tristeza y largo desamparo.
Nacido en Cerrito, Departamento Paraná, su vocación y su espíritu generoso lo llevaron por regiones con necesidades y dolor.
El médico siempre estuvo cerca de la piel herida; y el poeta llenó el corazón de sus hermanos con las palabras, que también sanan.
Su alta profesionalidad le permitió salvar obstáculos en diversas circunstancias.
Lo vimos cerca del río y lejos de los centros urbanos, acercando sus conocimientos y su amor a infinidad de familias ibicuinas, cuyos hijos lo recuerdan acortando distancias y extendiendo su saber para salvar vidas y la dignidad perdida.
En el ámbito de la cultura pudimos aplaudir sus interesantes conferencias, mientras acompañaba a escritores y artistas que llegaban a Gualeguay.
Desde su “Hombre Isla”, prologado por Mastronardi, en 1975, hasta sus “Aforismos completos”, en 2010, sus lectores gozamos de su lúcida impronta y original estilo.
Los salones del Club Social, de esta ciudad que lo abrazó hace más de medio siglo, se vistieron de fiesta para dar la bienvenida a sus aforismos de “El Beduino Errante” (1984), “Herida del tiempo” (1987), “Aforismo, pensamiento y poesía” (1991), y “En la arena del tiempo” (2010).
Y allí estaban siempre sus amigos: Juan Manuel Alfaro, Miguel Angel Federik, Luis Alberto Salvarezza, Héctor Izaguirre, María Celeste Ansaldi, Laura Erpen, y nuestra querida Tuky Carboni, celebrando al autor que siempre sorprendía y encantaba.
Cuando en 2021 se conformó en nuestra ciudad la Comisión Homenaje a Eise Osman, festejando los “90 inviernos del Beduino Errante”, Gastón Fleyta Moreira señalaba que, en el momento de las reuniones organizativas, “surgieron tantos recuerdos y vivencias compartidas a lo largo de todos estos años, imposible de enumerar.
Consejos, frases, aforismos, declamaciones, enseñanzas, nombres inolvidables, sentimientos encontrados y mucha nostalgia”.
Más adelante confiaba que “fuimos testigos de su humildad creadora, de su humanismo y compromiso para con el ideal de una sociedad más justa”.
Eise Osman fue fundador de la Sociedad de Escritores de Gualeguay.
Fue distinguido por la Sociedad Argentina de Escritores y por el pueblo de Gualeguay, que, en 2019, a través del Concejo Deliberante, lo declaró Ciudadano Ilustre.
Su esposa, Elsa Serur, querida compañera de la vida y de los libros, como sus hijos, excelentes profesionales y distinguidos vecinos, llevarán mientras vivan su recuerdo y su hombría de bien.
Y nosotros, eternos peregrinos de la gracia, descenderemos con su corazón “hacia el calvario de los viejos tiempos”.
Transito la tristeza de la tarde
con todo el cielo sobre el pecho
y siento el peso de los años
en el tiempo detenido de los sueños.
La juventud camino del recuerdo
navega el mar de los espectros
y mi lento paso llega
a acuñar las señales del desierto.
Ya no vendrá septiembre en primavera
la alondra ya calló, todo es silencio
mi corazón desciende su penumbra
hacia el calvario de los viejos tiempos.
 
(*) Roberto Romani es escritor y un referente de la cultura de Entre Ríos.