DESTACAN LIBROS DE EDICIONES NEUTRINOS COMO HECHO LITERARIO DE 2012

 

El escritor y periodista Osvaldo Aguirre destacó, en una encuesta realizada por Letra Cosmos sobre los hechos literarios de 2012, dos libros editados por Ediciones Neutrinos, de La Paz. Aprovechamos para darla a conocer a través de un reportaje que el mismo Osvaldo Aguirre le hiciera a Christian Monti para La Capital de Rosario en noviembre 2012.

 

La conexión entrerriana

(Por Osvaldo Aguirre / La Capital). _ Desde La Paz, Christian Monti lleva adelante Ediciones Neutrinos, un sello que reúne a nuevos poetas. “Es una necesidad de hacer algo donde no hay nada”, dice.

Christian Monti se presenta diciendo que nació (en 1978), vive, trabaja, estudia (Historia), camina y tiene amigos en La Paz, provincia de Entre Ríos. Y junto con Belén Martínez lleva adelante Ediciones Neutrinos, un emprendimiento que en sus primeros títulos sigue una de las rutas más interesantes de la nueva poesía argentina, un recorrido que comienza en el interior de Entre Ríos, tiene una primera escala en Paraná, sigue en Santa Fe, Santo Tomé, pasa y circula por Rosario y llega a Buenos Aires.
  El catálogo de Neutrinos incluye Mojarrero, antología de poetas de La Paz; La brasa incandescente, de Nahuel Marquet; Soy pata, de Damián Ríos; Rehenes sin tarot, del paraguayo Edgar Pou; Lejos y sin órbita, de Tomás Boasso; Desplazamiento sonoro, de Christian Monti, y Verão, de Daiana Henderson. Son libros artesanales, con tiradas iniciales de 50 ejemplares, que circulan en ferias, encuentros y lugares alternativos a las librerías tradicionales. En Rosario pueden conseguirse en el Club Editorial Río Paraná, Vélez Sarsfield 392.
  —¿Cómo surge Ediciones Neutrinos y qué se propone publicar?
  —Surge como una necesidad de hacer algo donde no hay nada, de dar a conocer la literatura de las nuevas generaciones en una ciudad sin librerías, de consumo de literatura revisitada de kiosco de revistas, tratando de despertar a alguien, de mostrar lo que escribe gente a la que admiramos y de comenzar algo en un sitio casi virgen en cuanto a literatura. La única dependencia es de tiempo y de ganas, hacemos todo a mano, aprendiendo siempre. Nos proponemos que las cosas se den claramente, somos fans de nuestras publicaciones y de la gente que editamos, queremos ser sus mejores amigos, cuidarlos, tratarlos bien. Todo lo que publicamos nos gusta mucho, esperamos seguir en ese camino y hacer conocer la obra de mucha gente, acá y en cualquier sitio por el que pasemos.
 —¿Cómo se ubica en relación a otras editoriales de poesía? 
  —No nos oponemos a nada, admiramos a muchos: Gog y magog, Chapita, Diatriba, Ivan Rosado, Mancha de aceite, Black & vermelho, Stanton, Tropofonia y muchos más, pero esos sobre todo. Lo nuestro es muy pequeño, tiene algo de militancia, de llevar nuestras publicaciones hasta a los casamientos, bautismos y cumpleaños de 15 en los bolsillos del saco. Nuestra referencia es entrerriana/rosarina, llegamos a esto por conocer a gente como Daniel García Helder y Martín Prieto que llegaron en barco a nuestra ciudad y bajaron unas horas, las suficientes para abrir un camino de aprendizaje muy grande. El otro gran referente es Daniel Durand, que nos dio su amistad y siempre nos está enseñando algo, lo conocimos en Rosario, en el festival internacional de poesía que es otra gran referencia, donde se conocen amigos, o maestros, o maestros y amigos como en el caso de Durand. También Fernando Callero y Santiago Pontoni de Santa Fe, siempre dispuestos a dar una mano, a toda esa gente le estamos muy agradecidos.
   —¿Hay una nueva poesía argentina? ¿Cuáles serían sus textos representativos?
  —Hay una nueva poesía, una renovación que no rompe del todo la gran influencia de los grandes poetas que cambiaron todo desde mediados de los 80, pero que se suelta y tiene un estilo propio en crecimiento. A nosotros nos parece que hay una actitud de agruparse, de compartir, de anti-endiosamiento que compartimos con algunos amigos, eso nos parece más representativo que los mismos textos. Que existan lugares como el Club Editorial Río Paraná, voluntad de compartir, de leerse, de hacerlo en voz alta, de escucharse, corregir y admirar las obras de nuestros pares, todo eso tarde o temprano va a influir en los textos, los va a enriquecer. Nuestros amigos nos enriquecen en todo momento, son ellos quienes nos recomiendan, prestan, venden todos los hermosos textos que hacen nueva a la poesía aunque se haya escrito hace siglos.