EDITAN LIBRO SOBRE GASPAR L. BENAVENTO
Luego de ver en el muro de Facebook de su autor (Mario Daniel Villagra) la aparición de este libro sobre Gaspar L. Benavento, aprovechamos para hacerle algunas preguntas sobre esta novedad.
¿Qué contiene el libro Benavento?
“Benavento”, sello Azague Libros, consta de una cronología que presenta la vida, la obra y los recorridos de nuestro autor por diferentes provincias de Argentina; la selección de 50 de sus poemas —más uno de Jorge Enrique Martí, inspirado en y dedicado a Benavento—; fotografías hasta ahora inéditas, más un ensayo sobre el trabajo poético del Gasparele, en aproximadamente 170 páginas. Es, en suma, la síntesis de un considerable tiempo de trabajo entre archivos públicos y privados, nacionales y provinciales. Y que ahora, favorecido por un destacable arte de tapa elaborado por Eva Cabrera y bajo la atenta coordinación de Lucas Mercado, podrá ser albergado en nuestras bibliotecas. Es, al mismo tiempo, la posibilidad de poner a circular nuevamente la voz de un poeta acaso campesino, Benavento (1902-1963), como lo definió con cariño uno de los lectores previos a la edición actual. De hecho, el autor expresaba: “Estudié algo, soñé mucho, vagué hasta que me rindió el cansancio y —¡oh, la eterna paradoja! — trabajé siempre. Tengo un título pobre: maestro rural. Tengo otro riquísimo: poeta”, reflejando una vida condicionada por viajes ligados a una vocación, que ejerció desde los 17 años, y una elección, la de vivir poéticamente.
¿Cómo surge el libro?
El libro es una propuesta de Lucas Mercado, el cual sabía de mi investigación sobre Benavento. En lo personal, conozco a Benavento por Marta Zamarripa, y su edición en la Editorial de Entre Ríos, fue lo primero que leí; luego, cuando investigaba sobre Zamarripa, llego a ver el busto de Gaspar L. en la ciudad de Victoria y me interesé por profundizar en su persona y su obra. Posteriormente, en 2015, Alexis Chausovsky me invita a participar de un coloquio titulado “El Horizonte Fluvial”, que se desarrolló en la FCEDU-UNER, y fue la primera vez, a partir del poema “Río” que se publica en “De las Siete Colinas”, que sistematicé lo que conocía sobre Benavento. En ese coloquio conozco a Maria Benavento, bisnieta del poeta, y allí se abre otro panorama; un trabajo de rescate de autor, sin la autorización, el interés y colaboración de los familiares, en lo profesional, no es de mi interés, y en lo humano, mucho menos. Entonces, desde allí comenzó una indagación a los archivos familiares y los archivos públicos, bibliotecas provinciales y nacionales, y a conseguir toda su obra, inclusive comprando por Internet algunos de los ejemplares. En esta oportunidad, es solamente una selección de poemas, dentro de los nueve poemarios publicados; pero sabemos que Benavento escribió textos escolares, pequeñas piezas diríamos dramatúrgicas y ensayos históricos sobre personalidad de la historia y la política del país. Todo eso se menciona, de alguna manera, en el libro, aunque no sea el interés principal; el interés principal es presentar la voz poética de Benavento para quien no lo conoces, y dar todas las referencias posibles para quien quiera profundizar el conocimiento sobre dicho autor.
¿Por qué Benavento y no otro?
Como dije anteriormente, una poeta —Zamarripa— me llevó hacia otro poeta; así, de ese modo en que uno conoce por estar en la vida, es como también lo conocí a Ud. —Belottini— por intermedio de Miguel Ángel Federik. Luego, entendiendo que esa elección de ser de Benavento, en principio, maestro rural, y que lo llevó a trabajar primero en Entre Ríos y luego casi directamente a Chubut, posteriormente a Chaco; y relacionada a la educación, que lo hizo vivir en Bs. As. —donde finalmente se jubila—, pero a tener conocimiento y participación en Jujuy, Corrientes y Córdoba, hasta lo que sé —de hecho, en Chaco hay una escuela que lleva su nombre y un busto de él en la ciudad. Como así también lo hay en Victoria y en Paraná—, entiendo, lo hizo estar ausente de Entre Ríos. Entonces, como contracara de eso que Benavento dice “vagué”, comprendo que lo hizo desconocido para muchos más que un circulo de conocedores de la poesía de Entre Ríos; aunque diría que Benavento, por el motivo de sus poesías, no es simplemente un poeta estrictamente de Entre Ríos, como si podríamos decir de Juan L. Ortiz o Mastronardi, por nombrar dos de los directamente relacionados con la provincia. Conjeturo, además, poniéndome del lado del lector, que no es fácil salirse del goce que genera leer Ortiz o Mastronardi; quizás por eso es que no se llega a leer a otros y otras, pasados o contemporáneos. Tengamos en cuenta que Benavento publica su primer poemario en 1926, como Mastronardi, y Ortiz lo hace en 1933 —con escritos que vienes gestándose desde el ’24 —; de hecho, en el libro figura una fotografía donde aparecen los tres en un congreso de escritores. Entonces, a la pregunta de por qué Benavento y no otro, yo diría que: porque su poesía es diferente en la forma que utilizaron otros poetas de la provincia, quizás hay coincidencias en los temas; y porque Benavento, como dije, llega de la mano y el conocimiento de otra poeta, así como una palabra llama a otra, y como ahora, que ya dije mucho, las palabras llaman al silencio.
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