I
Paredón, la inundación
El Moreno se mira el ombligo
Y calla mientras la lluvia.
Concordia divaga en la cerrazón.
Este enjambre de ríos, sin embargo,
Se ahoga en la polvareda.
Paredón, la inundación
El Moreno se acaricia el Fierro
Para donde la lluvia, que lo mira,
Y en un gesto, o ademán,
El pobrerío es una masa demente
Sin púlpito ni orador.
Paredón, Constitución
Tejeira juega con el agujero en la media,
Poeta de la macumba
Hidalgo sin fortuna.
Tantas mentes postradas, inertes,
Narradoras de lo oblicuo,
Del difunto y su blasón.
Al Moreno, paredón,
Y al testigo, feijón.
En el miserable asfalto trunco retumban las huellas de la ciudad que no bebe el almizcle ni el sudor.
II
El viejo, derramado sobre la escollera,
Marino de la nada que con la nada sueña.
En el muelle de la ciudad sin puerto el río se escama.
En la avenida, un absoluto Bruto, trágico y traidor a una dama hispánica acaricia y abraza.