PALABRAS PREVIAS, POR MATÍAS ARMÁNDOLA

  Con el fallecimiento de Luis Alberto Ruiz, ocurrido en 1987, y el de Luis Sadí Grosso, en 2008, el magnánimo trabajo comenzado y desarrollado en favor de las letras entrerrianas sufre, en gran medida, una cesura o, al menos, su cadenciosa fuerza disminuye considerablemente. Nos quedan dispersos textos, guardados o archivados muchas veces en instituciones públicas o en casas de familiares, que nos hablan de una increíble cantidad de obras inéditas. Esto deja a la vista que, siendo ya grávida la producción literaria de Entre Ríos, resulta mucho más profusa de lo que a simple vista el material publicado o los catálogos nos sugieren. Tediosamente, por otro lado, para los lectores, investigadores o simples curiosos, muchas de las producciones éditas han adquirido el carácter de «incunables», puesto que no se ha vuelto sobre ellas, ya sea por desinterés de parte de los organismos «productores de Cultura», por escasez de interesados o por simple desconocimiento. Nos consta que los autores mencionados, durante el transcurso de los  años, mientras se encontraban en plena actividad, realizaron sistemáticamente, y de manera constante, distintos reclamos, puntualizando en la necesidad de atender a las cuestiones de la identidad provincial materializada en las obrasliterarias.

  Uno de los «reclamos» que se prolongó largamente, como ocurrió también por la obra de Reynaldo Ros, fue por Historia de la Literatura Entrerriana del mismo Ruiz, actividad en la que se afirmó con determinación Luis Sadí Grosso. Testimonio de ello es el «Cancel» que abre la última versión de dicha obra, la cual nos fue compartida por el generoso amigo Adolfo Argentino Golz, quien nos hizo parte de este peregrinar de obras de mano en mano, en donde Grosso menciona que, al igual que la segunda edición ampliada de Entre Ríos Cantada, las obras «permanecían sin conseguir edición al momento de su muerte. Imperdonable falla oficialentrerriana».

  Ante estas cuestiones de inútil espera, contando con la autorización del autor, Sadí Grosso se propuso dejar copias a manos amigas, como había hecho con otros materiales dada la misma situación, esperando lograran ver la luz en un futuro. Y la muerte le sobrevino, dejando inconcluso su anhelo que compartía con Ruiz. Así, como conscientes y responsables por lo que en el peregrinar por la memoria ha llegado a nuestras manos, reconociéndonos como capaces en materia de trabajo, literario y humano, y haciendo nuestro los mismos anhelos, nos hemos propuesta retomar lo que por tanto tiempo ha permanecido, en gran medida, silenciado.

 

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  Entre los numerosos nombres, que por su cantidad llegan verdaderamente a sorprender, se encuentra el de Mateo Dumón Quesada, autor que sumó su voz al grupo de poetas por los que Gualeguaychú recibió en nombre de «Ciudad de los Poetas». Dejaremos que sea el propio Ruiz quien se extienda en algunos datos y detalles que forman parte de la biografía del poeta gualeguaychense, sumando a esta pequeña reunión el texto que se incluye en Historia de la Literatura Entrerriana, para detenernos en información que allí no fue mencionada, mínima información, sobre la cual no pretendemos extendernos demasiado.

  Dentro de todos los libros de Dumón Quesada que Ruiz anota en sus obras, todos inéditos, no aparece el nombre del libro editado que lleva por título Un Camino Hacia Dios, obra que fue fervorosamente ponderada y en donde puede  percibirse una inquietante aspiración mística, particularidad que menciona Ruiz y que liga al autor directamente con la temática poética de su amigo Yamandú Rodríguez. Sin embargo, este dato viene a generar una confusión: otro título que se adosa a Un Camino Hacia Dios es, justamente, Liberación -siendo Liberación o Un Camino Hacia Dios-. En su texto Ruiz desconoce la edición de Liberación, ubicado como inédito, lo que nos lleva a preguntarnos si estamos hablando del mismo libro. En tanto fuera de un libro inédito, distinto del otro, que aún no hemos logrado cotejar, estaríamos hablando, claro, de una obra diferente, pero teniendo en cuenta las características que presentan dichas obras, por los comentarios que llegan a nosotros, parece ser que estamos hablando de la misma -aunque es probable también que la revisión del material inédito, en caso de localizarlo, nos demuestre lo contrario-. Los detalles coinciden: la aspiración mística que mencionamos, el difuso sentido religioso dotado de un exotismo particular, la insistencia en la metempsícosis y el tratamiento poético o la expresión poética, mejor dicho, que adquiere una cualidad abstracta, fascinantemente abstracta. La fecha de publicación de la obra en cuestión es1938.

  Así como Ruiz publica uno de los sugestivos sonetos pertenecientes al libro Liberación, compartimos uno de Liberación o Un Camino Hacia Dios, publicado a través de la Editorial Tor, en donde también publicaron sus primeros libros Marcelino M. Román y Gaspar L. Benavento, de BuenosAires:

 

 

RÍO DE ETERNAS AGUAS

 

 

En tanto que no busques y encuentres al Divino

yo sobre toda cosa, nunca podrás saber

dónde la Vida empieza y así por qué camino

vino por Dios al mundo, a hilar y florecer…

 

No como aquel retorno que tú llamas destino

tras el inconocible mundo que has de emprender,

cuando sea vano el cuerpo que cubre el cristalino

río de eternas aguas, que Dios te dio debeber…

 

Ni como por los siglos de los siglos, la hechicera

sombra… ha de substraerte, antes de que volviera

Luz sobre aquellos planos del Yo. Para partir…

De nuevo hacia otra vida, otra muerte, y otra vida.

hasta que al fin descubras por qué senda dolida

el Yo atraviesa lo eterno en un ir y venir.

 

  Otro dato sumamente relevante, y que tiene que ver con la «Vida Literaria Provincial» - lo cual conforma un apartado dentro de Historia de la Literatura Entrerriana-, ubica, entre 1953 y principios de 1954, a Luis Alberto Ruiz, quien tuvo la función de «aglutinante», y a Mateo Dumón Quesada en la capital provincial, Paraná, formando un grupo espontáneo, de carácter no convocado, de reuniones, a modo de tertulia literaria (ambos residían por entonces en dicha ciudad). Los puntos de reunión variaban entre el Mercado Viejo, en el «fortín de Corujo», el bar Olimpo, ubicado frente a la plaza de Mayo, el Club del Progreso, el bar alemán «Alberto», etc., en donde se conjugaban poetas como Luis Sadí Grosso, Marcelino M. Román, P. Jacinto Zaragoza, Carlos Alberto Álvarez, Juan L. Ortiz y Galo Zaragoza.

 

 Estas reuniones tenían como antecedente otras que organizaban los mismos poetas cuando vivían en el desaparecido hotel «Atenas», hacia 1949, donde la concurrencia contaba con un gran número de concurrentes. El mismo dueño del hotel, según cuenta Ruiz, obsequiaba en el patio del «Atenas» con café a la turca y ginebra. De a poco, se fueron acercando, invitados por nosotros, diversos escritores de la ciudad, sin ánimo, reiteramos, de construir ninguna asociación. Así se reunían escritores de la más diversa extracción literaria y política: radicales, peronistas, marxistas, socialistas, anarquistas, católicos, ateos, independientes y hasta espiritistas, en torno a la mesa redonda matinal.

(Ruiz, 1985:360)

 

  Estas grandiosas y espontáneas reuniones, a las que se sumaba muchas veces alguno que otro guitarrero, tuvieron su abrupta culminación cuando Dumón Quesada comenzó a manifestar los síntomas de la enfermedad que lo llevó a la muerte1.

 

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  Los textos de Dumón Quesada que conforman parte de la obra inédita Poemas Chúcaros, y que se reproducen en este trabajo, fueron publicados en Entre Ríos Cantada (1955) -los primeros cuatro- y Enciclopedia de Entre Ríos – Literatura – Tomo V (1979) – el último-, por lo tanto no resultan en sí un nuevo hallazgo, sino una necesaria reunión de los mismos junto a otros textos que aborden o se aproximen a la obra y vida de suautor.

 

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  Como última curiosidad decidimos sumar un soneto del otro poeta primeramente mencionado, compuesto al momento de la muerte del autor a quien dedicamos este trabajo. Nos referimos a Luis Sadí Grosso, quien evoca sensiblemente, en una sentida descripción por medio de los endecasílabos, la figura del bardo de Gualeguaychú, resaltando su fibra antigua que brilló como la chuza enhiesta de la lanza gaucha:

 

 

MATEO DUMÓN QUESADA2

 

Ha muerto don Mateo Dumón Quesada.

Recién lo conocía. Era un poeta.

Gastaba una romántica silueta.

Y era un gaucho de fibra bien probada.

 

Tenía una cabeza enmelenada

sobria y exacta cual su frase neta.

Y se hundía su voz como saeta

en la emoción donde aún esta clavada.

 

Era un cantor del Entre Ríos heroico

donde brilló la lanza y el caudillo.

Y dio relatos de sabor sencillo

 

a macho libre y corazón estoico.

Ahora lee en el glorioso extremo

de otra mesa «Los Ojos del Supremo».

 

Por Matías Armándola


1 Ruiz agrega la siguiente cita que transcribimos: «En mi obra inédita Historia secreta de la antología Entre Ríos Cantada se amplían muchísimos detalles de esta peña insólita y absolutamente libre y temas conexos».

2 Tanto el dibujo que aparece al inicio de este texto como el poema «Mateo Dumón Quesada», pertenecen al libro Obra Completa (1992) de Luis Sadí Grosso, MC Ediciones, Paraná, Entre Ríos.