De “Bailarines en el mercado”, 2006.
Llegan desde el sur y desde
el norte
y atraviesan paredones y después.
Bailan con ojos de asfalto y herrumbre
y huellas de cemento
y arrugas y dobleces en la planta de los
pies y en el
borde de las manos.
Airosas llagas abanican los vestidos
y el color como lujo sobre cuerpos
con redondez
venida de quién sabe qué espontáneo
basurero.
Y
piden al pasar un fruto que arde.