TAPIAL CON LUNA

 

Puede ser en la letra de algún tango.
Historia sin historia.
Una muchacha que le gastó el afán al empedrado.
Tuve doce años una vez.
Fue buena.
Tuvo su trenza y su tapial de barrio.
Tuvo circo en el sitio de la esquina.
Y alentó barriletes de muchachos.
Su domingo con sol.
Jueves de banda.
Plaza en desfile y guardapolvo blanco.
Unas letras de imprenta.
Un gastarse la tinta en los cuadernos.
Después supo el amor esta muchacha.
Un camino hacia el puerto.
Algunos barcos.
Y se jugó entre naipes sin asombro
su fe de corazón deshabitado.
Vivió su noche de tapial con luna.
De estrellas en el pecho.
De mapa dibujado.
Todo ayer desde ayer.
Todo mañana.
Y la cruz de una esquina para el llanto.
Ahora le queda el tiempo
y su íntimo barco.
Tiene un reloj despertador.
Amigos.
Algún papel en blanco.
La han despedido un poco de su historia
los boletos de tren y los horarios.
A veces se recuerda, algunas veces,
ayer que fue y afán del empedrado.
Suele ponerla triste el almanaque.
Pero en diciembre la rescata un árbol.
Desde su noche de tapial con luna,
vale la pena inaugurar el canto.

A Guillermo Arizpe

(De "Tapial con luna")