Miro el retrato tuyo de cuando eras un niño
y ya también entonces se escapaba del saco
ese cuello rebelde de camisa barata.
Quisiera saber si ya tenías esa piel tan absurda de la cara
y esa bondad tan tuya, que te nace desde los dedos torpes,
si te ponías siempre las manos en la cintura
para mirar a lo lejos fanfarroneando,
si tenías estos zapatos rotos
y esta rotas medias negras
y el pantalón descansando arrugado en tus empeines rotos.
Sé que tenías la corbata mal puesta y un saquito de pana
y esos ojos tan francos
y esa leal dulzura que te sonríe en la boca.
Pero quisiera saber si ya entonces tenías
estos proyectos locos de dinero
y si alguien de tu casa
quería que tuvieras siempre la camisa planchada
y las uñas muy limpias
como ahora yo quiero.
Hombre rubio, extranjero,
ingenuo como un ángel
y limpio como un ala.
No hemos logrado que tengas bien hecha
la raya inquieta de los pantalones
las mujeres que estuvimos a tu lado,
pero has logrado decimos sin palabras,
que eres bueno como una taza de té caliente
en un atardecer de julio y viento.
Noviembre 17/942
De Poesías Inéditas; Poemas II (1933-1943)
(De Ciudad -1937-1943)