SI NADA TE QUEDARA, CUERPO MÍO

 

 

Si nada te quedara, cuerpo mío, 

ni la sombra ni el paso... Si ni el alma 

te pudiera quedar!... Y en esa calma 

de no ser nada más, siguieras mío...



Si nada te quedara y no sintieras

más el tiempo que pasa, ni el hastío; 

si al besarte unos labios no sufrieras 

un agudo dolor… Y aún fueras mío...



Si nada te quedara y, sin embargo, 

el viento se estrellara todavía 

contra ti, como en árbol fino y largo… 

Y al dejarte te oyera decir: mía...



Si no fueras ya más, ni más yo fuera, 

y quieto este equilibrio, cuerpo mío, 

entre tu ser y yo, se nos muriera; 

¿sentirías después que has sido mío?