Qué verano fue ése que vaheara de improviso
en el entresueño... dímelo
ya sin filo
en una como vaporización, se dijese, del momento de una dicha
de lampo que, acaso, diera, en reducirnos
a ceniza ?
qué verano el que ardiese, extáticamente, al blanco, hasta el minuto
que bajo los párpados se nos iba
en una nada de gris
que en seguida
aspirara la otra nada, es cierto, con orillas...
pero qué medida
de nuestra parte, igualmente, para eso que al asirnos
al estupor de unas briznas
lo precedería ?
Qué verano ?... dímelo...
O fue, acaso, el recuerdo de un rayo en apertura de domingo
el que te hizo
embotar, o poco menos, la esgrima
con la emanación del país:
el que nos llora el sueño, filialmente? cuando la recaída
en no sabemos qué exilio... ?
O acaso, por qué no ? el anticipo
en un apenas inclinación del otro lado del cenit...
el anticipo
de lo que más seguidamente, y entonces, sin heridas,
radiaría
la azucena sin límites
a que el tiempo de todos, sobre todos los relojes, habrá al fin
de acceder en niño
al desplegar y etéreamente consumar la eternidad, ésa, de miles
y miles de virgencillas
del cielo de liliáceas que aún, en cada uno, velaría
y velaría el presente de los baldíos... ?
en el entresueño... dímelo
oh tú, divinidad de la siesta o "visita"
ya sin filo
en una como vaporización, se dijese, del momento de una dicha
de lampo que, acaso, diera, en reducirnos
a ceniza ?
Qué verano, oh espíritu...
qué verano el que ardiese, extáticamente, al blanco, hasta el minuto
que bajo los párpados se nos iba
en una nada de gris
que en seguida
aspirara la otra nada, es cierto, con orillas...
pero qué medida
de nuestra parte, igualmente, para eso que al asirnos
al estupor de unas briznas
lo precedería ?
Qué verano ?... dímelo...
O fue, acaso, el recuerdo de un rayo en apertura de domingo
el que te hizo
embotar, o poco menos, la esgrima
con la emanación del país:
el que nos llora el sueño, filialmente? cuando la recaída
en no sabemos qué exilio... ?
O acaso, por qué no ? el anticipo
en un apenas inclinación del otro lado del cenit...
el anticipo
de lo que más seguidamente, y entonces, sin heridas,
radiaría
la azucena sin límites
a que el tiempo de todos, sobre todos los relojes, habrá al fin
de acceder en niño
al desplegar y etéreamente consumar la eternidad, ésa, de miles
y miles de virgencillas
del cielo de liliáceas que aún, en cada uno, velaría
y velaría el presente de los baldíos... ?