Es desde lejos como un huevo rosado de perdiz con algunas
manchas entre los palmerales; palacio que flota
entre las cuchillas entrerrianas
como un sabor del tallo de los maizales.
¿Es acaso la historia del país?
Sobre la llanura-colinas crecen como una ciudad
colonial
arrasada por los vientos de la tragedia: las decapitaciones
del siglo XIX,
los fusilamientos,
los asesinatos políticos.
Dicen que el general estaba sentado en una silla de mimbre
en el corredor
cuando vio esa nube de caballos
que gritaba sus alaridos de venganzas homéricas.
Yo he visto la sangre de su mano y la sangre en la pared
vimos las parras cargadas de uvas negras de Francia
los diarios de Londres o París en las
vitrinas de esa llanura.
La sombra de Sarmiento también se pasea en una alfombra
de rosas rojas: el sanjuanino deja de tronar
y le da la mano a Urquiza
cerca de la pajarera del jardín.
Esos pájaros extraños que ya no están en la jaula
vacía.
(Después vendrían las estatuas o el alquitrán sobre los
monumentos)
Y aquel huevo rosado se rompió en las cuchillas
como el soldado que pisa un nido escondido entre los
altos pastizales.