Acerca de "La ciudad de los locos"
para La Nación 05-08-07
Desde hace años, la docente e investigadora María Gabriela Mizraje se halla empeñada en una valiosa y ardua tarea: el rescate de textos olvidados, marginados o desconocidos, y su consiguiente reposicionamiento en la literatura nacional, cuyo conocimiento resulta enriquecido y ampliado con estos nuevos aportes. La ciudad de los locos y otros textos se agrega así a sus ya publicadas ediciones de Mariquita Sánchez, Lorenzo Stanchina, Nicolás Olivari.
Esta vez, Mizraje se ocupa del periodista y escritor argentino-uruguayo (rioplatense, en fin) Juan José de Soiza Reilly (1879-1959), al que dedica un riguroso estudio biobibliográfico preliminar. Cabe destacar, en primer término, que el corpus no ha sido fácil de reunir y depurar, ya que la obra prolífica del autor se dispersó en medios de prensa y en múltiples ediciones y reediciones económicas y populares. Novela, crónica, relato breve, incluso una autobiografía hasta ahora inédita, escritos a lo largo de cincuenta años, conviven en este libro rico y heterogéneo que muestra diferentes facetas de una escritura múltiple y que se extiende incluso a los textos destinados a ser dichos en voz alta, como las charlas radiales del programa "Arriba corazones".
"Literatura en desprestigio sobre ciudadanos desprestigiados, para lectores sin prestigio", así define Mizraje la posición de Soiza Reilly, que se desvía de la "vanguardia esteticista" para construir una literatura de crítica social y exploración de los "bajos fondos" aristocráticos o populares, colocada en un espacio precursor, en un cruce que anuncia vertientes desarrolladas por otros en años posteriores: el realismo exacerbado, la ciencia ficción, el policial, el periodismo de investigación y denuncia. Resulta así un inexcusable antecedente de Roberto Arlt y de Rodolfo Walsh. Mizraje analiza estas diversas vertientes: la utópica, que da lugar a textos como "La ciudad de los locos"; la policial, cercana a la "serie negra", que apela al pathos y al amarillismo, desde una perspectiva que no deja de ser la de un peculiar moralista. La estética de la muerte, la indagación de las delgadas fronteras entre el genio, la locura y el crimen, son temáticas y problemas recurrentes en la narrativa de Soiza Reilly, que trabaja con la inversión de categorías y valores aceptados y que prefigura en "La embalsamada" el mítico destino de Eva Perón. Gran desestabilizador, crea una ficción incómoda, "de borde" o "en el borde", a medio camino entre el discurso lógico-científico (cuyas insuficiencias, por otro lado, pone de manifiesto), y la literatura considerada "seria" y estéticamente inobjetable.
Al recorrer sus textos se comprueba la exactitud de las observaciones de la prologuista. Si alguna impresión produce hoy la obra de Soiza Reilly es la dificultad para clasificarla, la sensación de monstruosidad, irregularidad y desmesura. Dirigida a un público masivo, ficción para el consumo, apoyada en resortes de los géneros de masas, es pródiga también en metáforas insólitas y audaces y en referencias filosóficas y literarias. Resulta una rara alianza de lo sublime y lo vulgar, mezcla de la originalidad y del cliché; es legible desde la preocupación moral y didáctica, pero también capaz del regodeo en lo sanguinario, lo delictivo, lo macabro; abierta a la dimensión lúdica, irreductible a las escuelas y las ideologías compactas. Esa indefinición, esa apertura, siguen proporcionándole particular y revulsivo interés.
Una bibliografía fundamental de y sobre el autor acompaña la edición, que resume el trabajo pionero de Mizraje, iniciado ya en 1996. Algunos otros estudios, con reedición parcial (como el número especial de la revista Tres Galgos, dedicado en 2003 a Soiza Reilly) se sumaron luego a la recuperación de este marginal del canon, que bien puede reubicarse hoy, como señala la investigadora, en un contra-canon o canon alternativo.